Día Mundial de la Hepatitis: Una Oportunidad para la Concienciación y la Prevención

La Hepatitis es una enfermedad que afecta al hígado. La detección temprana y un tratamiento oportuno, puede prevenir complicaciones graves.

Cada 28 de julio se celebra el Día Mundial de la Hepatitis, una fecha dedicada a concienciar sobre la importancia de la prevención, detección y tratamiento de las hepatitis virales, así como a mejorar la comprensión y fomentar acciones globales para combatir esta enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo.

La Dra. Soledad Porcel, especialista en Gastroenterología de la Clínica Foianini, aclara que «la hepatitis es una inflamación del hígado que puede tener múltiples causas. Entre estas se encuentran infecciones virales, el uso de ciertos medicamentos, el consumo excesivo de alcohol, una dieta alta en grasas y trastornos autoinmunes».

Tipos de Hepatitis y formas de transmisión

La forma viral es la más común de las Hepatitis y se clasifica en varios tipos, cada uno con características y formas de transmisión específicas:

  • Hepatitis A: Se transmite por alimentos o agua contaminada por el virus y suele ser una infección aguda.
  • Hepatitis B: Se transmite por contacto con fluidos corporales infectados, como sangre, semen o fluidos vaginales. Puede volverse crónica, causando cirrosis y cáncer de hígado.
  • Hepatitis C: Se transmite por sangre infectada, a menudo no presenta síntomas, y puede llevar a complicaciones crónicas graves.
  • Hepatitis D: Afecta solo a personas con hepatitis B, se transmite de forma similar y puede agravar la enfermedad hepática.
  • Hepatitis E: Se transmite por agua contaminada, es común en áreas con malas condiciones sanitarias y puede causar una infección aguda.

Existen otros tipos de hepatitis que no son virales:

  • Hepatitis autoinmunes: Se presenta cuando el sistema inmunológico ataca al hígado, provocando una autoagresión.
  • Hepatitis medicamentosa: Ocurre por el uso excesivo de analgésicos, antibióticos u otros medicamentos.
  • Hepatitis por hígado graso: Está relacionada con enfermedades metabólicas como hipertensión, diabetes, niveles elevados de grasas en sangre y obesidad. Esta inflamación puede llevar a una esteatohepatitis y, si no se trata adecuadamente, a cirrosis hepática.

Síntomas

Los síntomas, especialmente en la hepatitis crónica, pueden ser mínimos o incluso inexistentes. Cuando se manifiestan, varían según el tipo de hepatitis e incluyen comúnmente:

Fatiga

Inapetencia

Picazón

Fiebre

Pérdida de peso

Nauseas y vómitos

Dolor o distensión abdominal

Orina turbia y deposiciones de color pálidas

Ictericia

Es importante consultar a un médico si se presentan estos síntomas, ya que un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden prevenir complicaciones serias. 

Detección y tratamiento

La detección inicial puede realizarse de manera sintomática y mediante análisis de sangre que permiten identificar la presencia de virus específicos o anticuerpos contra ellos. Además, pueden ser necesarios estudios de imagen para evaluar el estado del hígado y determinar el grado de daño.

«El tratamiento de la hepatitis varía según el tipo de virus y la gravedad de la enfermedad. Puede incluir desde reposo y una alimentación adecuada hasta cambios en el estilo de vida. En algunos casos, se utilizan antivirales específicos y se controla el uso de medicamentos. En situaciones más graves, puede ser necesario recurrir a intervenciones avanzadas, como un trasplante de hígado, explica la Dra. Porcel.»

Recomendaciones

Algunas recomendaciones y prácticas importantes para la prevención incluyen:

  • Vacunarse contra la hepatitis A y B.
  • Mantener una adecuada higiene de manos.
  • Consumir alimentos y agua de fuentes seguras, y manipular los alimentos de manera adecuada.
  • Evitar compartir objetos personales, como agujas y cepillos de dientes.
  • Usar protección durante las relaciones sexuales.
  • Realizarse controles médicos si estás en riesgo o presentas síntomas.
  • Seguir una vida activa y saludable

Estas medidas ayudarán a reducir el riesgo de infección y a mantener un hígado saludable.

Es importante, indica la Dra. Porcel, acudir al médico para un diagnóstico oportuno y de esta manera, realizar el tratamiento y seguimiento adecuado para evitar complicaciones.